No os imagináis las ganas que teníamos de que lo que quedaba del coche de radio control se pusiera en marcha a nuestras ordenes. Y lo conseguimos.
Fueron necesarias unas pequeñas conexiones entre la placa del microcontrolador, el driver del motor y el servo, y… nuestro coche ya se movía.
Se movía, pero no hacía nada destacable aún, ya que no era capaz de ver ni detectar nada aún.